Conceptos importantes de la escuela de palo alto:

El estudio de la comunicación humana puede subdividirse en 3 áreas: Sintáctica, semántica y pragmática, establecidas por Morris y seguidas por Carnap, para el estudio de la semiótica.

Sintáctica, Abarca los problemas relativos a transmitir información, su interés se refiere a los problemas de codificación, canales, ruido, redundancia y otras propiedades estadísticas del lenguaje, a ese teórico no le interesa el significado de los símbolos-mensaje.

Semántica, Su preocupación central es el significado de las palabras en el lenguaje. No hay que olvidar que toda información compartida presupone una convención semántica.

Pragmática, Son los aspectos de la comunicación sobre la conducta. Estos dos términos, comunicación y conducta, se usan virtualmente como sinónimos, pues los datos de la pragmática no son solo palabras, que están al servicio de la sintáctica y la semántica, sino también sus concomitantes no verbales y el lenguaje corporal.

Como señala George “en muchos sentidos es válido afirmar que la sintáctica es lógica matemática, que la semántica es fiosofía o filosofía de la ciencia y que la pragmática es psicología, pero estos campos no son en realidad completamente distintos”.


Función y Relación

Estos conceptos nacen en el campo de las matemáticas, cuando Vieta en 1591 introduce las letras como notación en lugar de los números; Las variables no tienen significado propio, sino que solo resultan significativas en su relación mutua y la relación entre variables constituyen el concepto de función.

Splenger dice que “Las funciones no son de ninguna manera números en el sentido clásico, sino signos que representan una conexión que carece de todos los rasgos típicos de la magnitud, forma y significado único, una infinidad de posiciones posibles de carácter similar, un conjunto unificado que adquiere así existencia como un número”.

Suzanne Langer hace un resumen de este cambio en el pensamiento matemático:
“Detrás de estos símbolos se encuentran las abstracciones más audaces, más puras y más frías que la humanidad creara jamás.  Ninguna de las especulaciones escolásticas sobre las esencias y los atributos se acercó a nada similar a la abstracción del álgebra.  No obstante, esos mismos científicos que se enorgullecían de su conocimiento táctico concreto, que proclamaban rechazar toda prueba excepto las empíricas, jamás vacilaron en aceptar las demostraciones y los cálculos, las entidades incorpóreas, a veces reconocidamente “ficticias”, de los matemáticos.  El cero y el infinito, las raíces cuadradas de los números negativos, las longitudes inconmensurables y las cuartas dimensiones, encontraron una bienvenida sin reservas en el laboratorio, cuando el lego reflexivo corriente, que todavía podía aceptar como un acto de fe una sustancia anímica invisible, dudaba de su respetabilidad lógica…
El secreto radica en el hecho de que un matemático no pretende afirmar nada acerca de la existencia, la realidad o la eficacia de las cosas.  Le interesa la posibilidad de simbolizar cosas y de simbolizar las relaciones, que pueden establecerse entre ellas. Sus “entidades” no son “datos” sino conceptos.  Es por eso que los “números imaginarios” y los “decimales infinitos” son tolerados por científicos para quienes los agentes y los poderes invisibles y los “principios” constituyen anatema.  Las construcciones matemáticas son sólo símbolos; tienen significado en términos de relaciones, no de sustancia”.

De una manera u otra, en toda percepción hay un proceso de cambio, movimiento o exploración. En otros términos, se establece una relación, se la pone a prueba en un rango tan amplio como las circunstancias  lo permiten y se llega a una abstracción que, según sostenemos, es idéntica al concepto matemático de función.  Así, la esencia de nuestras percepciones no son “cosas” sino funciones y éstas, como vimos no constituyen magnitudes aisladas sino “signos que representan una conexión…  una infinidad de posiciones posibles de carácter similar…”  Y si esto es cierto, entonces ya no debe sorprendernos que incluso la percepción que el hombre tiene de sí mismo sea, en esencia, una percepción de funciones, de relaciones en las que participa, por mucho que después pueda cosificar esa percepción.

Retroalimentación

Norbert Wiener, acuño el término de la cibernética y con esto el feedback o retroalimentación, es por esto que se convierte en precursor de la teoría de la comunicación o la psicología cognitiva.
La retroalimentación hace referencia a un modelo circular, este modelo lo vemos en la comunicación, donde el emisor es al mismo tiempo receptor y viceversa.

Existen dos tipos de retroalimentación:

-Positiva, que hace referencia a los fenómenos que empujan un sistema al cambio y la evolución, esto es a la pérdida de estabilidad o de equilibrio.
-Negativa, que hace referencia a  que el sistema siempre intenta reorganizarse con una tendencia a la estabilidad (homeostasis).

La diferencia consiste en que, en el caso de la retroalimentación negativa, esa información se utiliza para disminuir la desviación de la salida con respecto a una norma establecida, de ahí que se utilice el adjetivo “negativa”, mientras que, en el caso de la retroalimentación positiva, la misma información actúa como una medida para aumentar la desviación de salida y resulta así positiva en relación con la tendencia ya existente hacia la inmovilidad o la desorganización.
#Cualquier exceso de ambas retroalimentaciones pone en riesgo al sistema.

Cismogénesis

Es el proceso de diferenciación de las normas de comportamiento individual resultante de interacciones acumulativas entre sus individuos.

Tipos:
Complementaria, está basada en la diferencia.
Simétrica, está basada en la igualdad.

Redundancia

Este concepto es tomado de la “Teoría de Juegos”, se pueden sacar conclusiones de lo que se observa porque se crean modelos. Los patrones redundantes explican las relaciones al interior de un grupo.

“Si fuéramos como homeostatos, y esperáramos que un determinado campo nos diera, de golpe, toda nuestra adaptación de adulto, aguardaríamos indefinidamente.  Pero el niño no espera indefinidamente; por el contrario, la probabilidad de que desarrolle una adaptación adulta completa en el curso de veinte años  se acerca a la unidad.”

De acuerdo con la teoría de la información, los procesos estocásticos muestran redundancia o constricción, dos términos que pueden ser usados indistintamente con el concepto de configuración, estas configuraciones no tienen, ni necesitan tener, ningún significado explicativo o simbólico.  Desde luego, ello no excluye la posibilidad de que puedan estar correlacionados con otros sucesos como, por ejemplo, en el caso del electroencefalograma y algunas dolencias.

Hora dice: “Para comprenderse a sí mismo, el hombre necesita que otro lo comprenda.  Para que otro lo comprenda, necesita comprender al otro”. Pero, si la comprensión lingüística se basa en las reglas de la gramática la sintáctica, la semántica, etc., ¿cuáles son, entonces, las reglas para el tipo de comprensión al que se refiere Hora? Una vez más se tiene la impresión de que las conocemos sin saberlo. Estamos en comunicación constante y, sin embargo, somos casi por completo incapaces de comunicarnos acerca de la comunicación.

Cuando hay configuraciones hay significación, una máxima epistemológica que también resulta válida para el estudio de la interacción humana.  Este estudio sería relativamente fácil si consistiera tan sólo en interrogar a quienes participan en la interacción y averiguar así, a través de ellos, qué configuraciones siguen habitualmente, o, en otras palabras, que reglas de conducta han establecido entre ellos.

Las propias reglas de conducta e interacción pueden exhibir los mismos grados de concienciación que Freud postuló para los lapsus linguae y los actos fallidos:
 1) pueden estar claramente dentro del campo de la conciencia de una persona, en cuyo caso la técnica del cuestionario y otras técnicas simples del tipo pregunta-respuesta pueden utilizarse.
2) una persona puede no tener conciencia de ellas pero ser capaz de reconocerlas cuando alguien se las señala
3) pueden estar tan lejos de la conciencia que aunque se las defina correctamente y se los señale la persona no puede verlas.  Bateson ha refinado esta analogía con los niveles de conciencia y planteado el problema en términos de nuestro marco conceptual actual:
“… a medida que ascendemos en a escala de órdenes de aprendizaje, llegamos a regiones de configuración más y más abstractas, que están cada vez menos sometidas a la inspección consciente.  Cuanto más abstractas, cuando más generales y formales son las premisas a partir de las cuales organizamos nuestras configuraciones, más profundamente se hunden éstas en los niveles neurológicos o psicológicos y menos accesibles resultan al control consciente.  El hábito de la dependencia es mucho menos posible de percepción para el individuo que el hecho de haber recibido ayuda en una ocasión determinada.  Puede aceptar esto último, pero tomar conciencia de la configuración del siguiente nivel de complejidad, esto es, del hecho de que, luego de haber pedido ayuda, suele morder la mano que lo alimenta, puede resultarle excesivamente difícil”.

Metacomunicación

David Hilbert, denomina metamatemáticas cuando los matemáticos, en lugar de utilizar las matemáticas como un instrumento para computar, hacen de ese instrumento mismo el objeto de su estudio.

La estructura formal de las matemáticas es un cálculo; la metamatemática es ese cálculo expresado.
La metacomunicación es cuando dejamos de utilizar la comunicación para comunicarnos, y la usamos para comunicar algo acerca de la comunicación, cosa que es inevitable cuando investigamos sobre la comunicación, utilizamos conceptualizaciones que no son parte de la comunicación sino que se refieren a ella. 

mientras que los matemáticos poseen dos lenguajes (números y símbolos algebraicos para expresar las matemáticas, y el lenguaje natural para referirse a las metamatemáticas), nosotros estamos básicamente limitados al lenguaje natural como vehículo tanto para la comunicación como para la metacomunicación.

  Un cálculo, según Boole, es “un método que se basa en el empleo de símbolos, cuyas leyes de combinación son conocidas y generales, y cuyos resultados admiten una interpretación congruente”.
¿Cuál es, entonces la utilidad de la noción de un cálculo de la comunicación humana, si lo específico de ese cálculo pertenece de hecho al futuro remoto
Las redundancias pragmáticas son configuraciones de interacción análogas al concepto matemático de función y anticipamos que tales configuraciones tendrán las características que habitualmente se encuentran en los sistemas tendientes a objetivos prefijados y que contienen mecanismos de control de errores.  Entonces, si examinamos cadenas de comunicación entre dos o más comunicantes, teniendo presentes  estas premisas, llegaremos a ciertos resultados que, por el momento, no podemos presentar  como un sistema formal, pero que participan de la naturaleza de los axiomas y los teoremas de un cálculo.
Las reglas de la comunicación humana no “explican” nada por sí mismas; antes bien, constituyen en sí mismas su mejor explicación, tal como los números primarios son pero no explican nada.

Interacción

Las interacciones se organizan a través de la retroalimentación, por lo que se rompe la causalidad lineal dando paso a la circular.

La interacción esta relacionada con la cismogenesis, también en ella encontramos una interacción complementaria y simétrica.

#Las sociedades humanas se organizan a través de interacciones.


 Las interacciones son como secuencias de “movimientos” estrictamente gobernados por reglas acerca de las que es correlevante que estén o no en el campo de conciencia de los comunicantes, pero con respecto a las cuales pueden hacerse aseveraciones metacomunicacionales significativas.



Bibliografía

Watzlawick, P., Bavelas, J. B., & Jackson, D. D. (1991). TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA. Barcelona: Editorial Herder.

Drina Leaños,estudiante de la carrera de psicología de la Universidad Mayor de San Simón.

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